Aun cuando los análisis diplomáticos apuntaban a que Chile se instalaría sin problemas en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la determinación de Venezuela de retirarse de la carrera por uno de los tres cupos latinoamericanos que se elegirán en mayo de 2008, dejó -hasta ahora- el camino libre no sólo para Chile, sino que también para los otros competidores: Argentina y Brasil.
La decisión caraqueña fue conocida por la Presidenta Michelle Bachelet poco después de su intervención ante el pleno de la ONU y fue comunicada al resto de la delegación durante el almuerzo que ofreció el embajador permanente de Chile en la ONU, Heraldo Muñoz.
Al conocer la noticia, hubo beneplácito entre los asistentes, quienes destacaron que los méritos de Chile para instalarse en la instancia del organismo multilateral eran incuestionables y la Jefa de Estado expresó con cautela su alegría por la nueva situación que enfrentaba Chile en esta carrera.
La precaución de la Jefa de Estado obedece a que la situación no está absolutamente definida, pues bien podría sumarse otro país a la competencia. Esta posibilidad fue explicada, al término de la intervención que ayer realizó Bachelet en Human Rights Watch, por el canciller Alejandro Foxley, uno de los encargados de sondear el apoyo que despierta la postulación nacional. "Todavía puede surgir algún otro candidato, pero la noticia es buena, porque además nos permite una posición común en América Latina, pues hay tres países que son muy amigos de Chile: Argentina y Brasil, muy buena compañía y un buen equipo para defender los derechos humanos en nuestra región", señaló.
Foxley aseguró que Chile se lo merece porque tiene "una trayectoria muy sólida en materia de derechos humanos". En este contexto, ha sido fundamental la intención de La Moneda de reabrir las comisiones Rettig y Valech y de enviar un proyecto de ley que creará el Instituto de Derechos Humanos. Asimismo, los análisis políticos apuntan a que el fallo de la Corte Suprema que permitió la extradición del ex Presidente de Perú, Alberto Fujimori a ese país fue un punto más que sumó Chile, aun cuando se ha destacado en todos los ámbitos que fue una decisión judicial y no política.
Bachelet agradeció -tras el almuerzo con chilenos destacados, como la cantante de jazz Claudia Acuña- el apoyo que los representantes de partidos de la Concertación y de la Alianza han dado al Gobierno durante la gira. "Aquí hay un país que es capaz de enfrentar los grandes temas, de tener una opinión conjunta y participar y conocer los planteamientos de grandes líderes mundiales", afirmó.
El objetivo de La Moneda era no sólo reflejar una postura unitaria en materias de política externa, sino que enviar una señal de unidad en temas internos. Asunto no menor a la hora de enfrentar una candidatura internacional, donde se aprecia la capacidad de los líderes de ordenar filas.
Y aun cuando versiones de prensa apuntaban a los resquemores que existirían en la Alianza por la posición que adoptaría Chile en materia de las violaciones de derechos humanos que ocurren en Cuba y China, el presidente de RN, Carlos Larraín, no dudó ni un minuto en señalar que no existe "una crítica" a La Moneda, sino que sólo "un alcance" respecto de la importancia de que los integrantes de la delegación conocieran el temario que se abordaría en la ONU para haber colaborado con el Ejecutivo.
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