sábado, 29 de diciembre de 2007
La estrategia oculta de Adolfo Zaldívar
Fiel a su estilo de mantener el suspenso, ni siquiera durante las tensas horas que precedieron al fallo del tribunal supremo, Adolfo Zaldívar les confió a sus más cercanos cuál era el camino que emprendería cuando se concretara la anunciada expulsión de su partido. Tanto, que hasta último momento imperaba la idea de que cedería a la tentación -que él mismo reconoció que fue grande- de dar la pelea en los tribunales, que confiaba ganar. Pero finalmente, contrariando la posición de sus abogados, aunque, sobre todo, su propio espíritu combativo, el rebelde senador de la DC decidió desechar esa alternativa, al convencerse de que la judicialización del conflicto no sería funcional para sus expectativas futuras. Con la mirada puesta en una batalla política de más largo aliento, Zaldívar calculó que era inconducente continuar dando la pelea al interior del partido, menos si ésta se radicaba en la justicia. En su análisis consideró que, además del desgaste que ello implicaba, podía tener un efecto negativo en las bases que no quieren más guerrilla chica. La decisión, al final, ni siquiera fue intentar una pelea política desde dentro de la DC, sino apostar a la creación de un nuevo referente que pueda atraer a aquellos desencantados de su partido o de la Concertación, con la aspiración final de producir un reacomodo en el actual escenario político. La compleja fuga Claro que para esta jugada, la primera condición que se propuso el propio senador fue no iniciar su aventura en solitario. Con ese fin, prácticamente se aseguró que los cinco diputados colorines que lo han acompañado últimamente, abandonen las filas de la DC, como anunciarían en los próximos días. En el entorno del senador esperan que este gesto sea un aliciente para que otros dirigentes, como algunos de los presidentes regionales, alcaldes o concejales, adopten una actitud similar, aunque saben que un éxodo significativo está condicionado a si aquellos que tienen cargos en el aparato estatal -que, instalados por el propio Zaldívar, no son pocos- están o no dispuestos a perder sus cargos. En contra de una fuga que pudiera remecer a la DC conspira, además, el hecho de que muchas de aquellas figuras que lo han acompañado desde sus inicios, como los abogados Hernán Bosselin o Ramón Briones, no están dispuestos a abandonar el partido, porque -tal como lo manifestaron desde el comienzo- eran partidarios de dar la pelea judicial o política, pero desde dentro del partido, con la esperanza de recuperar sus cuotas de poder. En el entorno del expulsado senador reconocen que el arraigo partidario que tienen los militantes de la DC impedirá que ese 20 por ciento en que calculan a sus seguidores esté dispuesto a dejar el partido, aunque aseguran que ello podría ser cuestión de tiempo. Con ChilePrimero Para eso, el senador expulsado de la DC comenzó a dar sus primeros pasos. Pese a que no ha sido explícito en definir el nuevo referente que pretende crear, ha dado algunas luces en cuanto a que a lo menos no descarta establecer algún tipo de acuerdo con ChilePrimero, el movimiento liderado por Fernando Flores y Jorge Schaulsohn. Reconociendo que ideológicamente tiene poco o nada en común con los ex PPD, dado el contraste entre el liberalismo de éstos con su postura más estatista contraria al modelo, Zaldívar ha reconocido, sin embargo, que estratégicamente comparten visiones políticas, como es el agotamiento del actual esquema político, y en particular de la Concertación. En esa línea, incluso tienen prácticamente algunos acuerdos para usar el poder que tendrán no sólo en el Senado, sino también en la Cámara, donde con sus votos la Concertación pierde la mayoría, permitiéndoles actuar como una especie de partido "bisagra". Conscientes de que el principal riesgo es que ni el Gobierno, ni las principales fuerzas políticas estén dispuestos a entregarles ese poder negociando con ellos, la primera medida de fuerza que intentarán será impedir que la Concertación se quede con la presidencia en ambas cámaras legislativas. Tal posibilidad, que incluso ha puesto en alerta al oficialismo, es, en el caso del Senado, postular eventualmente a Flores, en tanto en la Cámara, a Alejandra Sepúlveda, los que podrían ser elegidos si es que se llega a un acuerdo con la oposición. De no ser así, porque la Alianza se resiste, a lo menos lograrían que la Concertación quede obligada a ceder un año de mandato a la derecha. Entendiendo que la posibilidad de consolidar un liderazgo desde el Congreso sólo durará dos años, hasta las parlamentarias del 2009, la pretensión de Zaldívar es comenzar a armar su fuerza electoral a partir de las municipales del próximo año. En su círculo admiten que para esa fecha será imposible que esté constituido el nuevo referente, por lo que la idea que está trabajando es hacer un pacto electoral con ChilePrimero, que le permitiría postular a sus candidatos en esa lista, lo que posibilitaría que ambos se potencien consiguiendo así el triunfo de algunos alcaldes y concejales en desmedro especialmente de la DC y la Concertación. Mirando a La Moneda Con las expectativas de obtener algún triunfo en las municipales, Zaldívar espera armarse una plataforma para aquello que verdaderamente lo impulsa, como es llegar al 2009 con la posibilidad de romper la actual correlación de fuerzas Concertación-Alianza. Para esa aspiración, el senador no pretende dar ninguna batalla para mantenerse en el Senado, porque son reconocidas por él mismo sus aspiraciones de ser candidato presidencial. Con realismo, sabe que se trataría de una aventura, pero desde esa posición, cree que podría respaldar candidatos al Parlamento con posibilidades ciertas de ser electos al margen de las actuales coaliciones. No sólo apunta a algunos de los actuales diputados colorines que emigrarían de la DC, como Jaime Mulet, Alejandra Sepúlveda o Pedro Araya -que ganaron con más del 30% de los votos-, sino a otros caciques locales que pudieran sumarse a la lucha de ir a la conquista de los electores desencantados. Con ello, la expectativa del líder de los colorines no sólo es romper de facto el binominalismo en el Congreso, sino convertirse en un factor determinante para las presidenciales. En los cálculos que hacen en su entorno, su referente -encabezado por él como abanderado presidencial- podría obtener dos, tres o cuatro puntos, los que, sumados a un porcentaje similar de los postulantes de ChilePrimero, les permitiría manejar el triunfo en la segunda vuelta, como un primer paso para el reacomodo de las actuales coaliciones. Claro que para saber si podrá concretar sus sueños, el propio Zaldívar reconoce que falta mucho tiempo.
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